sábado, 28 de mayo de 2011

Tú, que tantas veces me olvidaste.



Aquel día del que tanto me arrepiento, de la primera vez que nuestras caminos paralelos aunque uninidos se cruzaron, para dar lugar a la mayor humillación y el mayor desastre de mi vida. Aquel día que quise que desaparecieras de mi vida, y que sin motivo alguno te dije cosas que ni pensaba. Nuestras miradas, que apenas se habían divisado dos noches, y las palabras que intercambiabamos día a día, colisionaron, se gritaron através de los escritos, y que tanto se odiaron sin sentir realmente lo que ambos nos reprochabamos. Donde quedaron esas risas y esas lagrimas que compartiamos. Teniendo claro que aunque separados estamos juntos y aunque sin hablarnos nos lo decimos todo, seguimos adelante con nuestras vidas, sin importarnos el uno al otro, sin nisiquiera querer que nuestras palabras compartieran ortografía, nos quieriamos más que nada. Perdoname por mis estupideces, por no demostrarte que para mi vales más que nada, por no decirte día a día todo lo que vales, porque nadie como tu sabe hacer que me sienta más feliz que un niño con un juguete nuevo.